El desierto de la resurreccion

Somos las melancolicas marionetas del Leviatan. Somos tambien, progenitores de semejante monstruo. Y por lo tanto parte del mismo.
El devenir historico arribo a un punto en el cual, cualquier accion termina por beneficiar a quienes detentan el poder. Aun las mas subversivas, como la accion revolucionaria o el suicidio. Todo termina por ser asimilado y reconvertido para beneficio del Leviatan. Tal es el caso del Che Guevara simbolo eterno de la rebeldia, hoy convertido en un icono de la sociedad de consumo. Reconvirtiendo simbolos, el poder anula a lo que remitian originalmente, logrando de esta manera quitarles el elemento subersivo. Si las tropas revolucionarias hubiesen actuado con esta astucia y cobardia, alguna vez, tendriamos hoy la posibilidad (al menos) de experimentar otro tipo de existencia. Pero esto seria una contradiccion interna inadmisible para los Romanticos de la verdad. Por lo tanto, estamos perdidos.
El mundo tal como lo conocemos seguira siendo siendo asi, para fortuna de una minoria. Tan solo queda crear espacios, instantes, burbujas de aire en donde poder respirar.Los anarquistas llamaron sindicatos a estos sitios.
La Revolucion hoy en dia, consiste en "darse cuenta". La masa informe e hiperinformada va por el mundo sin siquiera detenerse a pensar de que es parte. El ser humano, situado en el tope de la escala evolutiva(segun los fundamentalistas de dicha teoria), es contradictoriamente la especie mas torpe y docil.
La narcolepsia social fue detectada de forma muy temprana por Diogenes El Cinico en la Grecia Antigua. Este pulcro personaje resulta ser un ejemplo de como el pensamiento puede ser reconvertido en accion para dejar de ser contemplacion idiota. Recomiendo Cinismos: Retrato de los filosofos llamados perros de Michael Onfray.
No tiene mucho sentido intentar descubrir quienes forman el poder, este no tiene forma, ni nombre, ni esta integrado por personas identificables. El poder se ha convertido en una entramado gigantesco pero no por eso en algo definido. Hemos llegado al punto que realizar esta tarea resulta inutil o es tan solo una actividad masturbatoria. No se gana ninguna batalla con solo reconocer al enemigo.
Lo que queda sera, entonces, realizar el exilio autoimpuesto de la razon y del espiritu: la travesia por el desierto. Solo tras la vuelta de ese viaje, formaremos nuevas tribus.

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