Las aberraciones en contra del mundo animal no pueden seguir siendo admitidas. Quien posee la cobardia y maldad suficiente para realizar este tipo de acciones deberian morirse de una vez por todas. Si Dios quisiera darnos una prueba verdadera de su existencia, deberia tragarse por completo a casi toda la humanidad, a esta multitud de imbeciles capaces de provocar tanto sufrimiento que somos.
Schopenhauer, afirma: "La vista de cualquier animal me regocija y me ensancha el corazon (...) Por el contrario, la vista de los hombres excita casi siempre en mi una aversion muy señalada, por que con cortas excepciones me ofrecen el espectaculo de las deformidades mas horrorosas y variadas: fealdad fisica, expresion moral de bajas pasiones y de ambicion despreciable, locura y perversidades de todas clases y tamaños; en fin, una corrupcion sordida, fruto de habitos degradantes. Por eso me aparto de ellos y huyo a refugiarme en la naturaleza, feliz de encontrar alli a los "brutos"."
¿Los "brutos"? ¡Cuanto hay por aprender de ellos! Oigan ustedes sabios, cientificos, sacerdotes, politicos, militares y hombres de todo tipo.
Lo que el hombre se realiza a si mismo, cuan merecido lo tenemos. Y aun queda muchisimo mas por sufrir. Pero, la crueldad hacia la naturaleza es la medida de nuestra moralidad, me dijo una vez una solitario viajero del desierto.